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Dificultades arancelarias para exportadores de Perú

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El sector exportador de Perú se enfrenta a un panorama incierto debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos, lo que afectará gravemente a las pequeñas, medianas y microempresas del país. Según recientes estimaciones, un 92% de las empresas peruanas que participan en actividades exportadoras enfrentan dificultades para mantenerse competitivas en el mercado internacional debido a las nuevas tarifas arancelarias. Esta situación pone de manifiesto las vulnerabilidades de un sector que, aunque es crucial para la economía peruana, está compuesto mayoritariamente por empresas de menor tamaño que no tienen los recursos suficientes para adaptarse a estos cambios.

La dependencia de Perú en los mercados internacionales, especialmente en Estados Unidos, ha sido una característica clave de su crecimiento económico en los últimos años. El país ha logrado posicionarse como un exportador importante de productos como minerales, productos agrícolas y textiles, que son esenciales para la economía. Sin embargo, el impacto de los nuevos aranceles podría alterar drásticamente este equilibrio, afectando tanto la capacidad de producción como la competitividad de las empresas locales en comparación con productores de otros países.

El principal desafío es que las empresas de tamaño pequeño y mediano carecen de la estructura o el capital necesario para asumir el impacto de los aranceles. Estas organizaciones dependen en gran medida de la exportación para seguir operando y mantener sus niveles de producción. No obstante, los impuestos adicionales sobre los productos peruanos pueden causar un alza en los precios, lo que podría resultar en una disminución de la demanda en mercados clave. Además, los competidores de otros países con aranceles más bajos o acuerdos comerciales ventajosos pueden aprovechar esta situación para aumentar su participación en el mercado, disminuyendo así las oportunidades para las empresas peruanas.

El impacto de estas medidas es especialmente grave para los sectores más vulnerables, como la agroindustria, que representa una gran parte de las exportaciones del país. Productos como frutas, vegetales, y otros alimentos procesados podrían verse seriamente afectados. Este sector ya enfrenta desafíos adicionales, como las fluctuaciones del clima y la escasez de mano de obra especializada, lo que hace aún más difícil adaptarse a las presiones externas derivadas de los aranceles.

Aunque la situación es crítica, los organismos gubernamentales todavía no han adoptado acciones contundentes para reducir el efecto de los impuestos sobre las empresas pequeñas y medianas. El ámbito empresarial ha solicitado la intervención del gobierno para dialogar con Estados Unidos y buscar la manera de detener o disminuir estos impuestos, lo que podría auxiliar a las empresas a mejorar su competitividad. No obstante, las conversaciones sobre comercio internacional son difíciles y no está claro si se alcanzarán acuerdos favorables para las compañías peruanas en el futuro cercano.

Una solución viable, aunque no inmediata, podría ser expandir los mercados de exportación de Perú, disminuyendo la dependencia de un único socio comercial. La economía peruana ha empezado a explorar nuevos mercados en Asia, Europa y otros lugares, pero este camino es lento y demanda más inversión en infraestructura y promoción comercial. En el interín, el sector exportador peruano tendrá que ajustarse rápidamente a las nuevas condiciones del mercado, aumentando su competitividad mediante la innovación, la eficiencia productiva y la búsqueda de nuevos segmentos comerciales.

En este contexto, las pequeñas y medianas empresas también podrían beneficiarse de políticas gubernamentales que fomenten el desarrollo de su capacidad productiva y la mejora de la calidad de sus productos, lo que les permitiría competir en condiciones más favorables. Esto implicaría un esfuerzo coordinado entre el sector privado y el gobierno para crear un entorno más favorable para las mipymes, brindándoles las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos globales.

Por Otilia Adame Luevano

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