Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

El rol de misiones médicas cubanas en la región caribeña

https://imagenes.eltiempo.com/files/image_1200_535/files/fp/uploads/2024/11/12/6733820e22986.r_d.1430-564.jpeg

Estados Unidos ha ampliado sus iniciativas para fortalecer su influencia en el Caribe, lo que ha resultado en un marcado alejamiento con Cuba, país que ha sido un socio importante para numerosas naciones de la zona. Este renovado interés de Washington en el Caribe surge como respuesta a la creciente presencia de China en la región, considerada por el gobierno estadounidense como una amenaza estratégica en su proximidad. En este marco, las autoridades cubanas han respondido con precaución, mientras que varios dirigentes caribeños se mantienen firmes en la defensa de sus vínculos con la isla, especialmente en lo referente a las misiones médicas cubanas.

En una serie de visitas realizadas entre finales de marzo y principios de abril de 2025, Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, se reunió con los líderes de varias naciones caribeñas, incluidos Jamaica, Guyana, Surinam, Barbados, Trinidad y Tobago y Haití. El principal objetivo de estos encuentros fue promover la cooperación en temas de seguridad energética, lucha contra el tráfico de personas y migración irregular, así como contrarrestar la creciente influencia de actores externos como China. Sin embargo, lo que dominó la agenda fue la polémica en torno a las misiones médicas cubanas, que han sido una fuente constante de apoyo en varios países del Caribe.

A pesar de los intentos de Rubio de enfocar las conversaciones en otros temas, como la seguridad regional y la estabilidad política, las misiones médicas cubanas volvieron a ser el centro de atención. Durante una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, Rubio condenó las condiciones en las que, según él, los médicos cubanos operan en el extranjero, sugiriendo que estas misiones son un tipo de «trabajo forzado». En respuesta, Holness destacó la vital importancia de los médicos cubanos en su país, argumentando que han sido cruciales para suplir el déficit de personal sanitario en Jamaica.

Este intercambio refleja la tensión entre los intereses de Estados Unidos y las necesidades de los países del Caribe, quienes valoran las contribuciones de Cuba en el ámbito médico. A pesar de las críticas de Washington, varios líderes caribeños han defendido públicamente la cooperación con Cuba. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, señaló que la crítica estadounidense a las misiones médicas era errónea, mientras que Mia Mottley, primera ministra de Barbados, subrayó que estaba dispuesta a sacrificar la posibilidad de viajar a Estados Unidos si eso significaba continuar apoyando a Cuba. De manera similar, Joseph Andall, ministro de Asuntos Exteriores de Granada, recordó que su país tenía una «obligación moral y ética» de apoyar a Cuba, especialmente en el ámbito sanitario.

El reto para Estados Unidos en esta situación se complica aún más por el papel cada vez mayor de China en la región. Beijing ha efectuado significativas inversiones en infraestructura y energía en naciones como Bahamas, República Dominicana, Jamaica y Surinam, y ha desarrollado proyectos que intentan aumentar su presencia estratégica en el Caribe. Estados Unidos ha percibido esto como una amenaza a su influencia tradicional en la región, que históricamente considera su «tercera frontera». Las acciones tomadas por el gobierno estadounidense, como las restricciones de visado a oficiales cubanos y a aquellos involucrados en misiones médicas, pretenden limitar la influencia de Cuba en la zona, pero también han creado tensiones en las relaciones con los países caribeños, que no aprueban estas presiones externas sobre su soberanía.

Simultáneamente, la situación en Cuba está conectada de alguna manera con las tensiones internas de los Estados Unidos. Marco Rubio, un político con ascendencia cubana conocido por ser uno de los críticos más severos del gobierno cubano, ha utilizado su posición como secretario de Estado para introducir políticas contundentes hacia La Habana. Esto abarca acciones como volver a incluir a Cuba en la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo y las limitaciones impuestas a las misiones médicas. Rubio ha manifestado claramente que su meta es presionar al gobierno cubano hasta que ocurra un cambio político en la isla, además de afirmar que no está interesado en dialogar con el régimen cubano. Esta postura representa la línea estricta de algunos sectores del Partido Republicano, que permanecen escépticos frente a cualquier tipo de acercamiento con Cuba.

No obstante, la política de Estados Unidos hacia Cuba y el Caribe presenta algunas contradicciones internas. Por una parte, las medidas impulsadas por Rubio y otros funcionarios del gobierno norteamericano reflejan un objetivo geopolítico definido, pero por otra, estas acciones chocan con la realidad de las relaciones diplomáticas de Cuba con la región del Caribe, un área en la que la isla cuenta con una fuerte base de apoyo. Los países de CARICOM (Comunidad del Caribe) han mantenido vínculos estrechos con Cuba durante años, especialmente en el campo de la salud, donde las misiones médicas cubanas han sido claves para asegurar la atención médica en muchas de estas naciones.

El desafío para Estados Unidos es gestionar sus objetivos estratégicos en el Caribe sin distanciar a las naciones de la zona, las cuales consideran que Cuba es un aliado esencial. A pesar de las restricciones y medidas diplomáticas, Cuba continúa siendo un agente importante en la zona, y las acciones de Washington podrían, a futuro, fomentar el vínculo de Cuba con sus amigos caribeños, mientras que complican la colaboración de Estados Unidos con una región que considera vital para sus propios propósitos.

Por Otilia Adame Luevano

También te puede gustar